Las serpientes venenosas muerden a cinco millones de personas al año, según el doctor de Médicos Sin Fronteras, Gabriel Alcoba. Al menos 100.000 personas mueren cada año por envenenamiento, una cifra que puede alcanzar las 300.000 víctimas mortales en zonas del África subsahariana. Alcoba denuncia que los antídotos son muchas veces de poca calidad y que el último lote polivalente caducó en 2016.