Filipinas es el tercer país del mundo que más residuos tira al mar, un problema crítico en ciudades como su capital, Manila y una pesadilla medioambiental para los océanos, el destino final de estos plásticos que tardan cientos de años en degradarse y que afectan a la supervivencia de más de 800 especies marinas. Filipinas ha abrazado la economía del sobre, artículos envasados en plásticos de un solo uso. Estos formatos individuales han permitido que productos como el champú, el café o el detergente sean más accesibles para comunidades con pocos recursos. Se calcula que, en un país en el que una de cada cinco personas vive bajo el umbral de la pobreza, se utilizan cada día unos 163 millones de sobres monodosis. La situación es desesperada porque los plásticos no solo ahogan ciudades y costas, también a los pescadores que han visto disminuidas sus capturas a meno