Los años 70 comienzan con un régimen franquista que no tiene un plan claro para el futuro y en el que nadie sabe bien lo que va a pasar una vez Franco muera. La falta de libertades, las prohibiciones de todo tipo y la censura son cada vez más absurdas. Pero el franquismo no tiene otra manera de actuar. Las manifestaciones de obreros y estudiantes o de vecinos de barrios son reprimidas a golpes, a tiros y con cárcel. Los políticos más jóvenes de la dictadura, con el Rey Juan Carlos al frente, saben que es imposible un franquismo sin Franco. Pero no hay un plan previsto. La oposición política presiona por un cambio democrático real y es en la calle donde la sociedad muestra su opinión. Esta fuerza es decisiva para el pacto de la Transición y para que se imponga un régimen parlamentario homologable al de Europa occidental. Los españoles viven entre la ilusión de un cambio y los problemas económicos que azotan duramente a las clases populares.