La Unión Europea ha prolongado las ayudas al carbón hasta el 2018 a condición de que toda mina deficitaria esté cerrada para entonces. La mayoría de las organizaciones ecologistas lamenta esta decisión porque alarga la vida de uso de este combustible fósil tan contamínate. Pero en comarcas como el Alto Bierzo, en León, la nueva fecha de caducidad significa un respiro, aunque no consigue reducir la angustia ante la amenaza del paro. Contra lo que cabría esperar, las cuantiosas ayudas recibidas para la reconversión de las cuencas no han servido para generar una alternativa de empleo.