En 2011 la Serra de Tramuntana, en la costa noroccidental de la isla de Mallorca, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en la categoría de Bien Cultural. Asegurar la perdurabilidad de estos legados es el objetivo explícito de estas iniciativas, pero en Mallorca, sin guerras o catástrofes naturales que la amenacen el peligro viene del exceso de éxito. Esta distinción añade reconocimiento y orgullo pero en Mallorca llueve sobre mojado. En una isla ya casi en el límite de su sostenibilidad y con una evidente sobreexplotación de sus recursos de sol y playa, ahora la Serra puede ser la siguiente frontera a conquistar por los operadores turísticos que ven en ella la manera de acabar con la estacionalidad que impone el turismo de sol y playa. Desde principios de año ha sido el escenario de cientos de eventos que mantienen llenos los hoteles provocando zonas de exclusión y el hartazgo de la población local que ve invadidos los escasos espacios públicos. Abordaremos también la