Más allá de los escándalos alimentarios que periódicamente salpican los informativos, otro tipo de tóxicos llega a nuestro cuerpo incorporado en el carrito de la compra del día a día. El fraude alimentario detectado en Alemania, donde se hallaron dioxinas en los piensos con que diversas granjas alimentaban a sus cerdos que luego vendían, es una muestra más y representa, para algunos, sólo la punta del iceberg de un sistema de seguridad de los alimentos demasiado frágil.