A lo largo del siglo XX las grandes presas se han considerado de interés general por los enormes beneficios que reportan a la sociedad: desarrollo económico, productividad agraria, energía hidroeléctrica,... y a bombo y platillo se han difundido inaguraciones, proyectos y obras. Sin embargo, poco o nada se ha hablado del precio que han pagado los pueblos afectados por las grandes obras.