Hay muchas maneras de relacionar naturaleza con religión. Una de ellas podría ser refiriéndose al origen del universo. Otra, a través de las teorías de los cuatro elementos: fuego, agua, tierra y aire. Acercarse a las formas de cultivar, o a la eficiencia de las horas de rezo, o a la perspectiva que se obtiene desde la cima de una montaña pueden ser razones para entender esa relación entre lo físico y lo que algunos denominan "divino".