En la mina de uranio de La Haba, en Badajoz, están enterradas miles de toneladas de residuos procedentes de la Junta de Energía Nuclear, antiguo centro de investigación nuclear, que después se convirtió en el Ciemat. Esa institución también envió bidones de material a esa mina. La incógnita era qué incluían exactamente: escombros o residuos radiactivos.