Franco buscaba un ídolo del boxeo, el deporte más popular en España junto al fútbol en los años sesenta. Bajo promesas de gloria, fama y dinero convencieron al joven José Manuel Ibar, célebre campeón de levantamiento de piedra en Euskadi y conocido como Urtain, para subirse al ring. Tras semanas de intensa preparación, consiguió ganar veintisiete combates consecutivos por KO en un tiempo récord, algunos bajo sospecha de fraude. Con todo, Urtain conquistó el campeonato de Europa de los pesos pesados y Franco consiguió a su héroe nacional. Fue un mito, un fenómeno social y el deportista español más popular de los años setenta. Vendió su alma al diablo, ganó mucho dinero y alcanzó la gloria, hasta que dejó el boxeo. Entonces, aquel hombre bueno, que confiaba en todo el mundo, vio como sus amistades le abandonaban y sus negocios fracasaban. La ruina, el alcohol y el olvido acabaron con el mito. Del cielo al infierno pasando por el ring.