Conocemos un proyecto pionero: una residencia cuyas instalaciones acogen, en un mismo espacio, atención para personas con discapacidad intelectual y a sus padres. Esto permite mantener unidas a muchas familias cuando los padres ya son mayores y no pueden hacerse cargo de sus hijos con dependencia, pero cada uno tiene su espacio, sus amigos y su tiempo de distensión, pudiendo pasar ratos juntos cuando así lo deseen.Por otro lado, mostramos otro modelo de convivencia familiar a través del proyecto “Mi Casa” de Plena Inclusión. Viviendas donde conviven personas con distintas discapacidades, sobre todo intelectuales. Ahí se reparten las tareas del día a día y viven de manera independiente, siempre bajo la supervisión de una asistente profesional.