No cambiamos de país, pero la impresión de penetrar en regiones nuevas es real. Los contrafuertes de la Cordillera de los Andes se parecen a veces a los del far-west. Es el caso en los fabulosos cañones del primer sector cronometrado. Una pequeña melodía de Ennio Morricone encajaría perfectamente con el decorado más arenoso del segundo tramo, donde los competidores navegarán entre chimeneas mágicas. A pesar de las apariencias, no estamos en el cine: habrá que mantenerse concentrado y eficiente en más de 600 kilómetros para conservar el beneficio de los esfuerzos realizados hasta aquí.