No es un éxodo masivo, pero sí histórico. Sucede por primera vez en cinco décadas. El censo de los pueblos crece. La pandemia, el teletrabajo y la necesidad de espacios abiertos han hecho que cientos de urbanitas cambien de residencia para vivir en entornos rurales. Algunos expertos ya le han puesto nombre y lo llaman la fórmula de las tres aes: angustia, agobio y aburrimiento pandémico han aumentado el interés por vivir en el campo hasta un 30% durante la crisis sanitaria.