Imagine cualquier artículo: unas zapatillas, un móvil de última generación, un coche deportivo italiano o pastillas para la disfunción eréctil... todo, absolutamente todo se falsifica cada vez más. Un dato sirve de ejemplo: en 2011 se decomisaron en el aeropuerto de Las Palmas artículos falsificados por valor de 200.000 euros. En 2014 la cifra ascendió a 52 millones. La proliferación de páginas web facilita al consumidor artículos falsos a la carta: del productor a su casa sin intermediarios. Todo un mercado ilegal que financia en muchos casos a auténticas mafias.