Afectados, jueces, abogados, ciudadanos, juristas… todos coinciden: el atasco en los juzgados condiciona nuestra vida. Desde que se pone una demanda hasta que se celebra el juicio pueden pasar, de media, entre 8 y 24 meses, según el Consejo General del Poder Judicial. Pero la realidad es que hay procesos que se alargan décadas y suponen un coste emocional: muerte, depresión, insomnio o problemas de salud mental para quienes esperan. Y que la demora de la justicia afecta también a nuestro bolsillo. Hasta 12.000 millones de euros están bloqueados a la espera de la resolución de conflictos en este momento en nuestro país. Según los expertos, hay tres millones de asuntos en trámite. ¿Qué esconde la lenta respuesta de los tribunales? ¿Hay solución?