El paisaje, la gastronomía y la naturaleza son la tabla de salvamento para quienes viven en pueblos de montaña y luchan contra la despoblación. Vuelven a ella para reconquistarla; no se marchan y tienen hijos para luchar contra el envejecimiento; apuestan por las tradiciones gastronómicas y los oficios de antaño para atrapar al turista y ganar un sueldo.