Han sido elegidas por gente de todo el mundo. Las papas arrugás, el jamón ibérico, la tortilla de patatas, la quesada pasiega, el paparajote, la paella y el pulpo están llamados a convertirse en las siete maravillas gastronómicas españolas. Platos muy populares o muy desconocidos que han sostenido las economías de familias, pueblos o comarcas. Se elaboran de tantas maneras que muy pocos los conocen bien y, a veces, no son lo que parecen. La votación, propuesta por una empresa de seguros junto con al gremio de hosteleros, dietistas y científicos de la alimentación, pretende que la gastronomía española sea candidata a Patrimonio de la Humanidad.