Están en el mejor momento para que los visitemos. Acaban de desplegar todo su potencial y estamos a tiempo de ver más verdes que nunca sus valles, sus cascadas hinchadas de agua; descubrir sus cuevas escondidas en las laderas, sus animales salvajes saliendo del letargo y la autenticidad de su gastronomía. Tres millones de viajeros eligen cada año el pueblo y la montaña como destino. La cifra va a más. El Valle de Tena en Aragón, el Parque Nacional de Monfragüe o el Cañón de Río lobos son joyas naturales para el turista y las economías locales.