Vino, coches, melocotones, ciruelas, cabras, piedras... cada vez vendemos más productos fuera de nuestras fronteras. Lo que comenzó siendo una estrategia contra los malos tiempos se ha convertido en una fórmula que aumenta ingresos y salva del cierre a pequeñas o grandes empresas. Se conquistan nuevos y lejanos mercados a los que nunca antes se había llegado.