Ciriaco, Susana, Miguel, Clara, Manuel, Alberto… son sólo algunos de los españoles que, de manera anónima, están ayudando en la frontera de Ucrania. Reparten alimentos, medicinas, ropa y todo el material que llega de nuestro país. Ofrecen cobijo y atención psicológica a quienes huyen del drama del desplazamiento forzado.
Alertan de que entre la multitud también se esconden las mafias de tráfico de personas, a la caza de mujeres y niños. 'Advertimos a las mujeres de que no suban a coches particulares y de que no pierdan de vista a sus hijos porque se han producido desapariciones de menores', denuncia Clara de la organización Juntos por la vida. Asegura también que, en algunos casos, existe un concepto de solidaridad equivocado. 'Hay quien se hace 3.000 kilómetros sin estar coordinado con alguna organización. Y que al llegar quiere elegir a la carta al refugiado'. 'Esto no es un mercado, no es una cuestión de ilusión del voluntario, aquí ayudamos al refugiado', subraya Clara.