Han estado olvidados, nadie los visitaba, fueron peligrosos o focos de delincuencia. Ahora, han resurgido gracias al empeño de sus vecinos, compiten con los más monumentales, aparecen en las guías turísticas y luchan para mantener su esencia. Carabanchel, en Madrid; San Luis, en Sevilla o la Magdalena, en Zaragoza se han convertido en barrios imprescindibles.