Unos se consideran los reyes de la noche. Otros sus esclavos. Puede ser el mejor momento del día, aquel en el que más dinero se gana, o cuando más problemas hay.  Aeropuertos, mercados centrales,  servicios de urgencias son lugares en los que se vive sin dormir.Un joven y su novia embarazada de ocho meses pasan la noche cantando flamenco a sueldo en una caseta de la Feria de Abril. Cuando acaba el espectáculo van a Mercasevilla para seguir trabajando, con el pescado como mercancía.También hay pilotos que pasan la noche entre Madrid y Buenos Aires porque prefieren trasnochar a madrugar. Camareros que nunca han trabajado de día y se han perdido la infancia de sus hijos, o médicos de urgencias que atienden a dos parturientas en una movida noche de sábado. Y entre tanto trasnochador, insomnes a punto de arrojar la toalla porque vivir sin dormir no es vivir.