Lo que antes era una parcela exclusiva de farmacias o gasolineras y de establecimientos que no echaban nunca el cierre, se ha convertido en moda y en una posibilidad de hacer negocio las 24 horas del día. Hacer la compra a las cuatro de la mañana es posible porque cada vez hay más supermercados que apuestan por abrir de sol a sol, ir al gimnasio después de la media noche gana adeptos, incluso, en el centro de grandes ciudades, hay iglesias y capillas donde es posible rezar o confesarse de madrugada.