Entran en nuestras casas. Ofrecen aspiradores, robots de cocina, pólizas de seguros, tarteras, camisas... Cuánto más vendan, más ganan. El número de personas que llama a la puerta para vender crece. Para unos es la salida laboral a la falta de empleo; para otros, un extra a fin de mes. La estadística dice que en España 150.000 personas trabajan a comisión.