Fabián y Paula continúan ocultando su relación ante sus hijos y los pseudo-abuelos. Parece que la convivencia, compartiendo la casa a pesar de estar separados, está avanzando. Sin embargo, sus hijos no están bien. La hija ha visto a su madre besarse con otro hombre y reacciona de forma violenta, incluso con un episodio de vandalismo destrozando mobiliario del colegio. A la preocupación de Fabián, que ve peligrar su reconciliación con Paula, se suma la problemática de una pareja a la que está dando terapia; se trata de Rebecca y Mario; él está casado pero son amantes desde hace ocho años y ella quiere que deje a su mujer. Cuando Mario deja a su mujer, Rebecca comienza una relación con otro hombre.