Holly Burns se sorprende al ver a su hijo Ben parado en la entrada de su casa. Ben ha estado en rehabilitación por drogas durante los últimos meses y tendría que seguir, pero es Nochebuena y él quería estar en casa. Holly y Ben se van de compras al centro comercial y Holly se encuentra con el ex médico de Ben, ahora un anciano demente, a quien Holly le reprocha que tratara a su hijo con analgésicos, según él, no adictivos, aumentando las dosis, cuando su hijo era más joven. Holly trata de mantener a Ben sin consumir drogas. Van a la iglesia por la Misa del Gallo y Holly le da sus condolencias a la madre de Maggie, por la pérdida de su hija, quien era amiga o novia de Ben, y a quien Ben le hizo adicta. Al volver a casa, descubren que alguien ha entrado en su casa y secuestrado a Ponce, el perro de la familia. Ben se da cuenta de que tiene algo que ver con él y sale corriendo para encontrar al perro, pero Holly le acompaña en esta búsqueda llena de adversidades y pesadumbres, teniendo qu