Leo y Rémi son amigos de la infancia. Tienen trece años y son lo que se ha llamado toda la vida amigos íntimos. Juegan, pasan mucho tiempo en casa de uno u otro, donde incluso se quedan juntos a dormir. No hay en ellos malicia, ni juegos turbios, ni nada que haga pensar en algo que no sea la típica amistad infantil llamada a durar toda la vida. Son como hermanos. Aunque los compañeros de clase sospechan otra cosa desde el primer día. Hasta que un suceso impensable los separa. Léo se acerca entonces a Sophie, la madre de Rémi, para tratar de entender.