En el condado de Somerset nunca sucedía nada extraordinario, hasta que una primavera, en una pequeña granja, una niña hizo algo que lo cambió todo: Fern se fijó en Wilbur, el cerdito más pequeño de la camada que no tenía muchas posibilidades de sobrevivir. Fern le prometió que ella misma le criaría hasta convertirlo en un cerdo radiante. Pero Wilbur se hizo grande y lo mandaron a una nueva granja llena de animales poco amistosos. Nadie tenía tiempo para jugar con él, hasta que un día, Wilbur se fijó en la pequeña araña Carlota, con la que el resto de animales apenas hablaban. La amistad entre Wilbur y Carlota cambió la vida entre los animales de la granja y, más tarde, entre los habitantes del condado de Somerset.