La vida cotidiana del hombre está cimentada sólo por la figura de Julia, la atractiva propietaria de un bar de copas. Registra en su cámara de vídeo cada movimiento suyo, y a través de ésta, sólo deja ver su torso como una vía de comunicación con ella. La policía toma parte activa en el asunto cuando descubre sin vida al camarero y amante de Julia. El cadáver ha aparecido sin corazón.