Tras descubrir que su hermana murió, la sed de venganza de Irina es más fuerte que nunca. Seguirá la pista de Boris Spaski "la araña" y Vanya, su perro de presa, para tratar de desmantelar su red de trata de blancas, liberar a cuantas mujeres pueda y matar a cuantos monstruos sea capaz por el camino. Simón no tiene ni idea de a quién ha metido en casa, y su disfuncional historia de amor sigue viento en popa cuando Irina le pide que se casen. Ella le reconoce que es por los papeles, porque quiere trabajar en España. Lo que no le ha mencionado a Simón es dónde va a mandar su currículum: se va a meter de cabeza en la red de La araña.