En un asentamiento del Pajar en el sur de Gran Canaria donde cada día viven más personas, en la actualidad lo hacen unas 400 personas y la cifra va en aumento. No tienen servicios básicos: ni agua, ni luz, ni saneamiento, ni alumbrado. La mayoría de los vecinos de este poblado lleva poco más de un año viviendo allí. La pandemia les ha dejado sin trabajo y muchos de ellos han perdido sus hogares, lo que les ha llevado a elegir esta zona para continuar sus vidas.