Acogemos en una residencia rural a niñas huérfanas, abandonadas, abusadas sexualmente o sin recursos. Allí van a una escuela local y facilitamos la posibilidad de realizar estudios superiores.
En la residencia todas las niñas colaboran en todas las tareas de la casa y ayudan en las labores agrícolas y ganaderas, favoreciendo así una formación integral: cuerpo, mente y alma. Así aprenden a vivir en comunidad con principios de solidaridad y respeto.