A nivel mundial, tras la pandemia, los pensamientos suicidas han aumentado entre un 8% y un 10%, especialmente en personas adultas jóvenes, donde la cifra asciende a entre un 12,5% y un 14%. Ha empeorado la salud mental entre las personas que viven situaciones socioeconómicas más desfavorables y entre las personas con problemas de salud mental previos.