El miedo a la soledad, al abandono, a sentirnos desprotegidos, desamparados, aislados, lejos del amor y del afecto de otro cuerpo, de otras manos, de otro corazón...
El miedo al abandono es uno de los más primarios que tenemos los seres humanos. Cuando somos bebés, necesitamos para sobrevivir a un adulto que nos de alimento y afecto. Así entramos en la infancia, cruzamos la adolescencia queriendo que nos dejen solos y llegamos a la fase adulta con un profundo pánico a la soledad.
Es muy importante haber aprendido a estar solos, haber descubierto que solos estamos bien, para crear una relación sin apegos ni dependencia emocional.