Las fortalezas desprenden una carga simbólica que todos los países han sabido explotar de una manera u otra. La península ibérica disfruta de dos buenos ejemplos: el castillo de Guimarães, considerado de manera oficial cuna de la nación portuguesa, y el Alcázar de Segovia, sin duda uno de los símbolos visuales y arquitectónicos españoles. Ambos castillos han sido testigos directos de algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de sus países. El programa recoge algunas de sus múltiples historias y leyendas.