Carlos regresa a España convencido de que su misión como emperador ha de tener más altas miras que nunca. Sin embargo, un grave accidente le recuerda la realidad: su paso por la Historia corre el riesgo de ser más efímero de lo que pensaba y muchos de los ideales que persigue podrían no ser alcanzados. Frustrado y preocupado por la sucesión, Carlos tomará la decisión de apartar a su hijo Felipe de la influencia materna, con vistas a convertirlo en el heredero que desea para sus reinos. En Francia, la muerte de Luisa de Saboya deja desnortado a Francisco. Este necesita un éxito en su lucha contra el emperador que lo redima, en memoria de su difunta madre. La alianza con los protestantes podría facilitarla, ahora que Roma parece apoyar sin fisuras al emperador. En Nuevas España, Cortés ha regresado desposeído de la gobernanza, pero con el título de marqués y una nueva esposa castellana que ya le ha dado un hijo. A pesar de que los tiempos han cambiado, dará prioridad al ansia de re