El saqueo de Roma por las tropas imperiales provoca un enorme desprestigio a Carlos. A pesar de ello, el emperador decide mantener al Papa aislado y sitiado, con vistas a debilitar y provocar la división de la liga que Francia, Roma e Inglaterra han urdido contra él. La rivalidad entre Carlos y Francisco llega a tal obcecación que se plantean dirimirla en un duelo personal. En Inglaterra, Enrique está dispuesto a disolver su matrimonio con la tía del emperador por el medio que sea. La caída en desgracia de Wolsey depende de que lo logre, o no. Por ello, Catalina se ve obligada a comparecer en juicio para que un enviado de Roma dilucide si su matrimonio es válido. Pero este tiene orden de no hacer nada hasta que se conozca si Carlos ha vencido a Francisco o viceversa. Hernán Cortés se presenta en la corte para afrontar las acusaciones que pesan sobre él. Lo hace respaldado por un cargamento de oro y riquezas. Pero Carlos se niega a recibirlo. Cortés manipula a Borja para llegar ha