Miles de emigrantes españoles, sobre todo gallegos, son subvencionados desde comienzos del siglo XX, por el gobierno brasileño para trabajar en la cuenca amazónica, primero en el caucho y luego en el café. Esta primera oleada de emigración acaba en tragedia, como terminan algunos emigrantes que construyen los ferrocarriles amazónicos. La emigración española posterior a Brasil se dirige a la región de Sao Paulo, la gran productora mundial de café. Todos ellos rememoran su aventura con sus testimonios.