El vasto interior de Australia es seco: casi una quinta parte está clasificado como desierto. Con escasas precipitaciones y temperaturas en alza por encima de los 50 grados, es un hábitat implacable. Pero estas zonas áridas son muy variadas e increíblemente espectaculares; desde formaciones de rocas gigantes con forma de mármol hasta acantilados estriados. Canguros rojos gigantes cruzan las llanuras. La serpiente más venenosa del mundo, el taipán del interior, acecha roedores del desierto en arenas calientes. Las llanuras del interior se inundan anualmente para atraer una impresionante variedad de aves, como los pelícanos que vuelan cientos de kilómetros desde la costa del océano para anidar allí, y periquitos salvajes australianos que crean murmullos fascinantes.