El Rey sigue desde su despacho en Zarzuela - y así seguirá todo el fin de semana- la evolución de los acontecimientos en Cataluña, convocada ilegalmente a un referéndum. El gobierno y otros poderes del Estado le mantienen puntualmente informado de la situación en una semana en la que el monarca no habló en público de Cataluña. En clave económica y entre empresarios defendió el debate y el intercambio de ideas para superar los desafíos de un mundo que la crisis ha hecho más inseguro, inestable y con mayores brechas sociales.