La Fiesta Nacional tuvo un especial carácter simbólico de reafirmación-reivindicación de la unidad territorial. Se notó en el desfile militar, que los Reyes presidieron en Madrid, uno de los más concurridos de la democracia. La situación política afectó no sólo al acto en sí, también influyó en el ambiente entre las autoridades que lo siguieron desde la tribuna, las tropas que desfilaron y el público que asistió a la cita. La muerte del piloto del Eurofighter y Cataluña centraron las conversaciones en la recepción en el Palacio Real. La más numerosa desde la proclamación con presencia de representantes de amplios sectores de la sociedad y de los poderes públicos estatales y territoriales.