Pasan las semanas y se mantiene la incertidumbre sobre la formación de Gobierno. El Rey asiste preocupado, inquieto y algo sorprendido a las negociaciones. Reduce su agenda y sus intervenciones públicas y espera noticias del Congreso para proponer candidato o convocar elecciones. Mantiene los actos institucionales, sociales y académicos ineludibles, pero en silencio. Silencio con el que responde Zarzuela a la implicación en los llamados Papeles de Panamá de la Infanta Pilar de Borbón, por no formar parte de la Familia Real.