En un mundo en el que la riqueza significa fuerza, nuestras antiguas civilizaciones deben enriquecerse. Para pagar sus ejércitos y su administración, necesitan comerciar con sus tesoros, monetizar sus activos y gravar sus territorios. Cada civilización de la antigüedad lo adquiere de formas diferentes. Egipto desentierra un metal precioso para asegurar su edad de oro. Los griegos utilizan sus habilidades como marineros para beneficiarse de los tratos internacionales a través del Mediterráneo. Roma simplemente saca provecho de sus conquistas militares y construye un vasto puerto para traer esta riqueza a casa. India y China, por su parte, monopolizan productos preciosos, como las especias y la seda, y los envían por todo el mundo para hacer dinero.