Lola y Ramón buscan piso para abrir un despacho de abogados especializado en divorcios y acuden al de las hermanas Marta y Concha, de avanzada edad y en precaria situación económica. Interesadas en alquilar habitaciones en su piso, Concha se niega dada su especialidad. Pero, al morir ésta, Marta accede. Lola está casada y tiene tres hijos, la mayor a punto de casarse, Ramón es soltero y vive solo.