El Corán es "la palabra revelada venida del desierto". Este origen quizá explique la sencillez casi adusta de sus dogmas y su estricta configuración ético-social. El rigor y la dureza del desierto tampoco impiden al viajero quedar fascinado por el juego asombroso de formas, luces y sombras en continuo cambio, y por la sensación de quietud y desolación.