Blanca y Rita son antagónicas, el agua y el aceite. No tienen nada que ver. ¡Parece mentira que tengan los mismos genes! Y eso que Rita aún no sabe que Blanca y su familia ocultan un gran secreto que de enterarse rompería la estabilidad familiar para siempre. Ainhoa y Luz, cada vez más cómodas en su rol como madres, deciden apuntar a Guille a clases de estimulación musical. Unas clases en las que coincidirán con Catalina, su profesora. Una mujer que no ve con muy buenos ojos la relación entre Luz y Ainhoa. Y Miguel sospecha que Antúnez esconde algo. ¿Cómo resolverlo? De la mejor forma posible: echando un partidito de baloncesto en el instituto, como en los viejos tiempos. Y si se apuntan Javier y Arturo, mejor que mejor.