Con el cuerpo de Rafael aún por enterrar, Paula se agarra a un clavo ardiendo para no creer la revelación de Tristán, el hombre no era su padre. Al mismo tiempo, entre centros de flores y listas de invitados, Martínez y Menchu hacen frente a una difícil decisión que trastocar sus planes nupciales, sacrificar su boda soñada y utilizar el dinero del presupuesto para la nueva residencia de Florita. Y mientras unos eligen cuberterías para su próximo enlace otros no saben decir cómo adiós a un posible amor, es el ejemplo de Pedro, busca la manera de poner punto y final a su relación con Clara.