Arnaldo, el Murciano, amenaza a Julio con hacer daño a su familia si no testifica a favor de los riojanos para que éstos queden libres, dejándole así con muy pocas opciones, mientras que Arturo, que ve posibilidad de negocio con el mafioso, no duda en dorarle la píldora todo lo que puede y más. Ainhoa, por su parte, recibe una llamada de su marido, algo que la lleva a revisitar unos fantasmas que ya creía superados. Y mientras que Alfredo intenta acercarse a Rita con intereses dudosos, Andrés, su hijo, hace una confesión a Marta que cambia las reglas del juego de nuevo. Y es que quizá no es tarde para volver a intentarlo.