“A veces me siento como un soldado sin patria: soy un deportado y en México tampoco quieren a los deportados”, asegura Héctor Barajas, fundador de la ‘Casa de apoyo a los veteranos del Ejército de EE. UU. deportados’, en Tijuana, México. ¿Por qué ya no tiene esperanza en los políticos del país para el que combatió? ¿De quién recibe amenazas? El gobierno estadounidense paga para enterrar a los veteranos deportados en suelo de EE. UU., ¿pero cómo regresar vivos? Lo cuenta en Entrevista, de RT.