El arte ruso es bien reconocido y apreciado a lo largo y ancho de nuestro planeta: la música clásica, el ballet o la literatura son disciplinas de las que todos hemos disfrutado alguna vez en nuestra vida. Pero el arte no se difunde por sí solo. Con escuelas de ballet clásico ruso en los Países Bajos o galerías de arte en Dinamarca, muchas personas dedican su vida a transmitir el legado artístico de Rusia y sus obras maestras contemporáneas para que todo el mundo pueda contemplar su belleza.